Mujeres que escriben
Tantas y tantas han escrito a lo largo de 200 años. Con o sin cuarto propio. Algunas como Silvina Ocampo opacadas.Otras que no llegaron a ser conocidas trasmitiendo desde su silencio, como cree Alfonsina, algo que iba a florescer en la escritura de hijas o de nietas.Algunas que dejaron de ser escritas para escribir páginas de nuestra historia, como Evita y dejar mensajes a aquellas a las que nadie antes les brindaba palabras y gestos. Quiero hacerles un pequeño homenaje a las que han sacado tiempo del sueño para intentar un poema o las cartas que atravesaron el mar con sonrisas y secretos. Las que ingresaron con un tropel de sueños a los estudios, a la política, a la vida misma. Escribieron cuadernos de clase, volantes, recetas de cocina y de las otras, artículos en revistas estudiantiles, barriales y graffitis. Hay mujeres que en tiempos terribles perdieron hasta el cuerpo que fué desaparecido para dejar inscripta una palabra de lucha.
No me refiero solamente a escritoras, las mujeres que escriben son un infinito universo buscando sus voces y sus brillos a través del tiempo.
Son tan pocas las que conocemos con su nombre en el camino de la rebeldía por fuerza de lucha tienen la capacidad de cobijarnos a las que subimos en su luz.
Camila O'Gorman
Camila escribe cartas, pero sobre todo una historia de amor no convencional. ¿Puede ser el amor encerrado entre los muros de las convenciones?. A ella y al cura Ladislao los matan por haberse atrevido. Ella estaba embarazada. A la iglesia no le preocupó la vida por nacer. Está claro que lo que la iglesia persigue en ellos es el placer y el amor ya nacidos.
Pan y rosas
Dedicado a todas las mujeres que nos precedieron, a nosotras mismas generación de cambios., a las que nos siguieron y las que vendrán.A los hombres que quieran compartir la lucha por la justicia y la igualdad.
Todos los días o casi, una mujer muere víctima de violencia de género. La trata de blancas, esa esclavitud que no se ve, y somete a torturas a tantas jóvenes. El uso de la fuerza para imponer embarazos no deseados, necesitan de todos,de nuestra indignación y de nuestro compromiso, para que no sigan causando sufrimientos
Un mundo sin violencia y en libertad para la mujer, será un mejor mundo para todas y todos
Abanicos
Una larga muralla el abanico, como una gran lucha. Un escondite del deseo. Siglos de risas o gritos tapados guareciendo la velada furia del sexo.
Tantas sin voz ni voto haciendo suyos gestos ajenos, creando brisitas para apagar los vendavales y no quedar exiliadas de la rueda de sombra donde se intercambian secretos y recetas
Cuántos papeles plegados en una densa tristeza casa adentro.
Una es una y también ellas: las que salieron a decirlo todo, desveladas, sin aire en implacables círculos.
Una es una y es Lilith, La Pietá, Simone de Beauvoir, Frida Khalo.
Unas sin maquillajes, otras pintoras de sus propios ojos hasta arrancarles una visión al sesgo.
Una es el aire preso y la libertad.
Una es: las anarquistas con rojos cuchillos para cortar el infinito plástico, no reja, que nos recubre y respirar, respirar, respirar...
Pan y rosas
Dedicado a todas las mujeres que nos precedieron, a nosotras mismas generación de cambios., a las que nos siguieron y las que vendrán.A los hombres que quieran compartir la lucha por la justicia y la igualdad.
Todos los días o casi, una mujer muere víctima de violencia de género. La trata de blancas, esa esclavitud que no se ve, y somete a torturas a tantas jóvenes. El uso de la fuerza para imponer embarazos no deseados, necesitan de todos,de nuestra indignación y de nuestro compromiso, para que no sigan causando sufrimientos
Un mundo sin violencia y en libertad para la mujer, será un mejor mundo para todas y todos
Abanicos
Una larga muralla el abanico, como una gran lucha. Un escondite del deseo. Siglos de risas o gritos tapados guareciendo la velada furia del sexo.
Tantas sin voz ni voto haciendo suyos gestos ajenos, creando brisitas para apagar los vendavales y no quedar exiliadas de la rueda de sombra donde se intercambian secretos y recetas
Cuántos papeles plegados en una densa tristeza casa adentro.
Una es una y también ellas: las que salieron a decirlo todo, desveladas, sin aire en implacables círculos.
Una es una y es Lilith, La Pietá, Simone de Beauvoir, Frida Khalo.
Unas sin maquillajes, otras pintoras de sus propios ojos hasta arrancarles una visión al sesgo.
Una es el aire preso y la libertad.
Una es: las anarquistas con rojos cuchillos para cortar el infinito plástico, no reja, que nos recubre y respirar, respirar, respirar...
Cristina Villanueva
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