miércoles, 22 de febrero de 2012

Roberto Caballero: Néstor Kirchner tenía razón


En términos jurídicos, las declaraciones del genocida Jorge Rafael Videla a la revista Cambio 16 no añadieron mucho a lo ya sabido. El periodista Ricardo Angoso se presentó como “amigo” y no como profesional para acceder al Hitler de las pampas en prisión y le arrebató un título (“En la Argentina no hay justicia, sino venganza”) que en nuestro país tiene escaso valor para las mayorías democráticas, pero en la España de hoy, donde el Partido Popular pretende impunidad para los crímenes del franquismo, cotiza en oro.

Hablamos, por supuesto, de la misma España oscura que festejó la destitución del juez Baltazar Garzón, perseguidor de la corrupción del PSOE y el PP, de los represores como Pinochet y Sicilingo y único magistrado que intentó correr el velo negro sobre las masacres de la Guerra Civil. Claro, quiso hacerlo “a la Argentina”, con Memoria, con Verdad y con Justicia. Le costó caro. Carísimo. Lo acusaron de vengativo y lo echaron los mismos que quieren reconciliarse con el horror, haciendo retroceder a la patria de Federico García Lorca en cuatro patas. Esa España infeliz y grotesca, nostalgiosa de la dictadura que la aisló del mundo por 40 años, es la que quedó en evidencia cada vez que el periodista Angoso, entre sumiso y comprensivo, llamó “señor General” a un triste genocida que perdió su rango militar hace ya siete años por violar, matar y arrojar desde aviones al río a personas indefensas. En la Argentina de hoy, un “general” que no respeta la Convención de Ginebra ni siquiera con su propio pueblo deja de serlo y va a la cárcel, como mandan las leyes. Quizá a Angoso le parezca exagerado. Quizá se compadeció del terrorista de Estado jubilado que lo miraba con ojos perrunos. ¿O estará harto de la dictadura también Angoso?

Hay, sin embargo, algo para rescatar del amigable encuentro entre el genocida y el periodista. No en términos jurídicos, sino políticos. Dijo Videla, según Cambio 16: “Alfonsín y Menem hicieron un acuerdo que era mitad y mitad, en el tema de los indultos me refiero. Los Kirchner son los que dijeron que no habría simetría en el asunto de la guerra que vivimos y nos señalaron a los militares como los malos, los responsables de crímenes de lesa humanidad.” Es decir: con la política de Derechos Humanos del kirchnerismo se acabó la Teoría de los Dos Demonios, que tanto Alfonsín como Menem usaron para justificar leyes del perdón y pacificaciones abstractas.

El 24 de marzo de 2004, ante 40 mil personas, Néstor Kirchner formalizó la creación del Museo de la Memoria en la ESMA. Allí pidió perdón por las violaciones de los Derechos Humanos en nombre del Estado Nacional. El periodista Walter Curia escribió entonces en Clarín: “Kirchner consagró ayer el regreso de la pasión a la política argentina. A 28 años del último golpe, el Presidente formalizó la creación de un Museo de la Memoria en la ESMA, el principal centro de detención ilegal de la dictadura, y en un discurso que frecuentó los límites pidió ‘perdón’ en nombre del Estado por el silencio ante las ‘atrocidades’ del Proceso. (…) Las cosas hay que llamarlas por su nombre (...) Vengo a pedir perdón de parte del Estado Nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades”, dijo. (…) “Hablemos claro: no es rencor ni odio lo que nos guía. Me guía la justicia y la lucha contra la impunidad. Los que hicieron este hecho tenebroso y macabro como fue la ESMA tienen un solo nombre: son asesinos”, agregó.

Debajo del palco, la gente lloraba. Por primera vez, un jefe de Estado asumía como propio el reclamo de las organizaciones de Derechos Humanos. Ese día quedó sepultada la impunidad en la Argentina. Dice Curia en su crónica: “Su alusión al silencio del Estado por los crímenes de la dictadura le valió ayer un comunicado de condena de la UCR, que le recordó el juicio a las Juntas Militares. El tropiezo fue apenas reparado con un llamado de teléfono al ex presidente Alfonsín.” Es verdad. Alfonsín lo había intentado, cuando el Partido Militar aún era poderoso. Mérito insoslayable. Tan cierto como el Punto Final y la Obediencia Debida que después impulsó, casi en retirada. Base de maniobra simbólica de los indultos menemistas posteriores.

Kirchner tenía razón en 2004. Las declaraciones de Videla confirman que ese día el Estado se volvió democrático en serio, poniendo en marcha una política oficial, aún vigente, que puso tras las rejas a los golpistas y asesinos. Esclarecedor también es confirmar de boca del megaexterminador que el golpe del ’76 fue cívico-militar. Se sabía, claro. Y cada vez se sabe más. Allí están los casos de Papel Prensa y el juicio por Loma Negra, la empresa de Amalia Lacroze de Fortabat, fallecida ayer, que publica Tiempo Argentino en esta edición. Empresas y fábricas convertidas en Centros Clandestinos de Detención. La cara oculta de la luna en toda esta historia trágica.

Dos fuentes con acceso cotidiano a la presidenta confirmaron que apenas leyó los dichos de Videla, comentó: “Esto prueba que Kirchner tenía razón.”

Claro que la tuvo. Esto queda para la Historia. Toda la razón del mundo tuvo, aunque se sabe que la cordura nunca fue lo suyo.

Roberto Caballero

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