miércoles, 4 de enero de 2012

Homenajes: Gerardo Vallejo.



El cineasta tucumano Gerardo Vallejo, un artista que se comprometió política y socialmente con los problemas de su tiempo, y que expresó su militancia y su lucha a través de filmes como “El camino hacia la muerte del viejo Reales” y “Con el alma”, hubiera cumplido 70 años este 4 de enero.

Como muchos otros cineastas que vivieron en una época marcada por una lucha desigual en contra de la proscripción, la persecución política, la represión y sucesivas dictaduras militares, Vallejo fue un hombre que dio pelea contra la injustica desde el ámbito de la cultura con convicciones ideológicas fuertes y películas inolvidables como sus únicas armas.

Vallejo nació el 4 de enero de 1942 en Tucumán, y murió el 6 de febrero de 2007, a los 65 años, poco después de estrenar comercialmente “Martín Fierro, el ave solitaria", su versión cinematográfica sobre las aventuras del famoso gaucho que protagoniza el poema de José Hernández.

Desde mediados de los 60, Vallejo participó del Grupo Cine Liberación junto a Fernando "Pino" Solanas y Octavio Getino, quienes lo ayudaron a terminar “El camino hacia la muerte del viejo Reales”, su ópera prima, en épocas en que el cine documental era usado como un instrumento de militancia revolucionaria.

Fue en 1968, en condiciones de clandestinidad, cuando filmó en su provincia "El camino hacia la muerte del Viejo Reales", filme antológico sobre las desventuras del campesino Gerardo Ramón Reales y sus tres hijos varones, en el que reveló los entramados sistémicos de la explotación y la opresión obrera en la provincia de Tucumán y, por extensión, en Argentina y toda América latina.

Mientras la resistencia cinematográfica se esparcía por la región, en la Argentina un puñado de cineastas de clara identificación peronista formaron el Grupo Cine Liberación, que impulsaba un cine de acción revolucionaria.

Si bien Vallejo había estudiado con Fernando Birri y había adoptado de él su preocupación por los sectores sociales más necesitados, fue su contacto con el grupo liderado por Solanas y Getino el que lo impulsó para terminar “El camino hacia la muerte del viejo Reales”.

A pesar de su escasa difusión pública, la opera prima de Vallejo es considerada un clásico del cine testimonial latinoamericano.

La película muestra los últimos años de don Ramón Gerardo Reales, un peón de la zafra de la localidad tucumana de Acheral. Su historia -que incluye la de sus hijos- expresa las miserias y las penas, pero también revela la fuerza y la dignidad de los trabajadores tucumanos.

En ese sentido, se trata de un film inscripto en la línea ideológica del Grupo Cine Liberación, con un fuerte compromiso social y político vinculado abiertamente con el peronismo y sus ideales de reivindicación de los humildes y desposeídos.

Al igual que otras películas de su tiempo, “El camino” establecía un uso del cine como instrumento transformador de la realidad, y lo hacía revelando en primer lugar las condiciones humillantes en las que vivía el grueso del pueblo tucumano.

Frente a la usura y el maltrato permanentes, los Reales representaban el último refugio de la dignidad, la resistencia de los peones zafreros y, por extensión, la de todos los trabajadores humillados de América latina.

Nieto de un pastor español (al que evocaría luego en su documental “Reflexiones de un salvaje”) e hijo de un buscavidas, Vallejo nació en Tucumán en 1942 y recién a los 12 años, de manera fortuita e indirecta, tuvo su primer contacto con el cine.

A causa de un incendio que destruyó su casa, sus padres se mudaron a un club social donde se ocupaban de la limpieza y atención de una cantina que lindaba con el cine Broadway, al que él escapaba una y otra vez para ver películas, pero principalmente para llevarle gaseosas y café al proyectorista y, de paso, ayudarlo a cambiar las bobinas, rebobinar los rollos y pegar los trozos de celuloide que se rompían durante la proyección.

“Desde esta ilusión por el cine, y luego de un breve conocimiento de lo que eran las tomas y los planos, emprendí la marcha en busca del lugar para aprender cine en el país. Lo más cercano, el Instituto de Cine Documental de Santa Fe”, recuerda en las primeras páginas de su libro “Un camino hacia el cine”, que escribió a fines de los 70, durante su exilio en España.

Durante sus estudios en la escuela fundada por el director de “Tire dié” y “Los inundados”, Fernando Birri, Vallejo dio sus primeros pasos con una serie de fotodocumentales y luego filmó los cortos “Azúcar” (1962) y “Las cosas ciertas” (1965), que muestran la difícil vida de los trabajadores de la zafra, y “Ollas populares” (1968), que refleja las consecuencias sociales del cierre de diez ingenios azucareros.

Luego colaboró en “La hora de los hornos”, la película que Solanas y Getino venían filmando desde hacía meses y los había llevado -clandestinamente- por distintas zonas del país.

Con ellos volvería a trabajar luego en Madrid, en las entrevistas con Juan Domingo Perón que más tarde compaginaron en las películas “Actualización política” y “La Revolución Justicialista”.

Después de vivir en España y de volver a exiliarse en Panamá Vallejo regresó definitivamente a la Argentina en 1983 y, dos años después, filmó su primera película dentro de la industria: “El rigor del destino”.

Más tarde llegarían “Con el alma” (1995), en la que abordó el tema del desarraigo y la distancia, el frustrado intento de filmar “El inocente” (2000) y un sueño hecho realidad: “Martín Fierro, el ave solitaria”, que rodó en 2006 en San Luis, y que le permitió despedirse del mundo al año siguiente con la extraña sensación de haber cumplido la tarea para la cual había sido encomendado.

Fuente: www.telam.com.ar/

1 comentario:

  1. Gracias,Anibal!!!!En Acheral,deberia haber una calle,con el nombre de Gerardo Vallejo...pero bueh,no la hay...

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